Alfredo Embid. Boletín Armas para defender la salud no. 90
Es un hecho reconocido que la ciencia y la tecnología chinas tenían un avance sobre las occidentales en todos los campos, de milenios en muchos casos concretos, como ya demostré documentadamente hace 20 años en un trabajo anterior [1] y sigo siempre recordando al inicio de mis cursos de medicina china en mi presentación sobre la medicina oriental.
En este marco es un hecho demostrado que la tecnología naval China estaba mucho mas avanzada que la europea en la época precolombina[2].
Los astilleros de Cantón fabricaban en el siglo II barcos de 4 mástiles de 100 toneladas con los que los Chinos efectuaban viajes de mas de 12 meses en alta mar.
Por otra parte los navegantes chinos utilizaban posiblemente la brújula magnética desde el siglo IX, que reconocidamente fueron los primeros en descubrir.
Pacey[3] y Needham[4] han demostrado que los astilleros chinos entre 1403 y 1419 construían barcos de 100 m. y 1500 toneladas especialmente concebidos para los viajes oceánicos.
Ten en cuenta que cuando Vasco de Gama llegó a Calcuta en 1498 las carabelas portuguesas pesaban 300 toneladas como máximo.
Ten en cuenta también que a comienzos del siglo XV los barcos chinos tenían 122 m. lo que comparado con la carabela Santa Maria de Colon, que era la más grande de las tres y medía 26 m., convierte a esta última en un cascarón de nuez como puedes ver en la siguiente ilustración[5].
Ilustración comparativa de un barco chino con la carabela Santa Maria de Colon[6].
Existen pruebas desde los comienzos de nuestra era de estos contactos entre China y América.
En el documento chino del siglo II Chun chu i o historia de las 10 islas y en Shan Hai Jing, clásico de las montañas y de los mares, se describe un continente llamado Fusang más allá del gran mar oriental (océano Pacífico) incluyendo una descripción de la fauna probablemente perteneciente a América del norte[7].
En el siglo VI un documento archivado en la biblioteca imperial describe el viaje de un monje Hui Chan que visitó el continente americano durante unos 40 años. Esta expedición habría llegado siguiendo la corriente de Kuroshivo, recorrió América Central y América del Sur volviendo a China por el sur del Pacífico y trayendo una seda muy especial[8].
La catedrática de Oxford Louise Levathes “When China ruled the seas” (“Cuando China gobernaba los mares”), publicado en 1994 da detalles de la potencia naviera china de la época y de sus expediciones en las que los chinos no buscaban conquista ni ocupación si no comercio. África era la tierra de cosas raras y preciosas, de misterios insondables[9].
No solo esto es de común acuerdo para los historiadores chinos[10] si no también para investigadores occidentales como Bernal Diaz del Castillo[11].
Numerosos antropólogos y etnohistoriadores occidentales serios han documentado los repetidos contactos asiático–americanos como veremos a continuación.
Pero entonces te preguntarás ¿por qué los españoles no encontraron expediciones chinas o asiáticas?
Esta es una pregunta interesante que tiene respuesta si se conoce la historia.
El impresionante desarrollo naval chino se detuvo cuando murió el emperador Yong – le en 1423 y 13 años después la dinastía Ming prohibió la construcción de grandes barcos y la tecnología naval declinó[12].
Te preguntarás entonces: ¿Por qué detuvieron los chinos el desarrollo de su tecnología naval que era la más poderosa del mundo en la época?
Muy sencillo y también lógico: para destinar los recursos imperiales a pacificar el país de los nómadas de las estepas y mantener la paz.
Una sabia actitud que no estaría mal que imitasen todos los que dedican irracionalmente presupuestos multibillonarios a la conquista espacial mientras el planeta se enfrenta con un crecimiento de las desigualdades, del hambre y de guerras sin precedentes.
Existen pruebas bien documentadas de que los navegantes chinos y asiáticos llegaron a América antes que Colón y de que existían contactos entre Asia y América, que Hernán Horna doctorado en historia en la Universidad Americana de Vanderbilt, profesor en la Western Illinois y de Universidad de Uppsala en Suecia, y fundador del departamento interdisciplinar de la Historia de América Latina, recopila en su excelente e imprescindible libro sobre la conquista de América[13].
Además del desarrollo desigual de la tecnología naval china y europea antes mencionado existen otras evidencias.
Las evidencias etnológicas y arqueológicas
Hay sorprendentes y numerosas similitudes etnológicas y entre los estilos artísticos o arquitectónicos de las civilizaciones occidentales y orientales.
Por ejemplo entre la cultura peruana Chavin y la china de los Chang (1200-1100 antes de JC).
Las similitudes entre los indios Mochicas de la costa norte de Perú y los asiáticos del este indican que sus ancestros de la etnia Chimú habrían llegado en barco desde el Pacífico[14].
Sus ciudades eran completamente diferentes de las otras ciudades precolombinas y similares a las construcciones chinas del siglo VII y IX[15].
La cerámica Mochica representa caras orientales y negroides como pueden verse en el museo arqueológico Rafael Larco de Lima. Perú[16]. La cerámica nazca contienen inscripciones chinas[17] [18].
El culto del dragón, indudablemente de origen asiático, también se encuentra abundantemente en América, en forma de serpientes con patas.
Muchas de ellas según la tradición habían llegado y/o partían a través del mar. Es el caso de las serpientes. Viracocha, Quetzalcoalt, Kukul-Chan. Y algunos dragones incluso tenían el tamaño de un toro en los templos mejicanos como describe el historiador Bernal Diez del Castillo[19].
Pero el culto del dragón, que no se encuentra en Occidente, fue considerado de origen diabóĺico por los ignorantes (e interesados) religiosos cristianos que los llamaron “serpientes demoníacas”.
En contraste, para los orientales el dragón era la divinidad terrible de las tempestades y de los terremotos, pero tenía su lado protector según la dialéctica yin – yang siempre presente en todas las manifestaciones de la cultura oriental.
Por cierto el etno-historiador R.C. Padden encuentra una sorprendente similitud entre las concepciones mexicanas y la noción del yin yang chino [20] y Miguel León Portilla señala similitudes entre la literatura mesoamericana y la asiática[21].
Los numerosos contactos con Oriente
El antropólogo norteamericano J. Meggers recoge la opinión de muchos otros antropólogos que coinciden en que estos contactos existieron y además fueron repetidos e independientes entre sí. Con sus colaboradores afirma que la cultura ecuatoriana de Valdivia (3.000 antes de JC) tiene el mismo origen que la japonesa del Jomon medio[22] y que emigrantes chinos de la civilización Chang llegaron a América nada menos que 1200 años antes de nuestra era[23]. Plantea que es muy probable que estos contactos repetidos contribuyesen a formar las altas civilizaciones precolombinas[24].
Ilustración: esquema de las corrientes marinas del Pacífico[25].
Es evidente tras un vistazo al mapa circular de movimientos de agua en el Pacífico que la dirección de las corrientes facilitaba estos intercambios.
No ha habido que esperar a los antropólogos y etno-historiadores modernos para saber esto.
Hay documentos de que pescadores japoneses fueron arrastrados y llegaron a las costas occidentales de América al comienzo del siglo XVII[26].
Pero incluso mucho antes Colón ya tenía pruebas de que estos contactos asiáticos existían. Por ejemplo en su primer viaje encontró monedas metálicas con caracteres chinos[27], nótese que posteriormente el único lugar donde se han encontrado monedas de cobre y de latón son las costas del Pacífico mesoamericanas que estaban más próximas a Asia como refiere el propio Hernán Cortés en sus diarios[28].
Colón también encontró en Veraguas paredes de estuco a las que sus expertos atribuyeron un origen chino, pero todas estas pruebas se perdieron[29]. Desde su primer viaje Colón fue informado en Panamá de que al otro lado del océano Pacífico se encontraba China[30].
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