Las autoridades chinas aplican el "más extenso, sofisticado y eficaz" sistema de control sobre internet que existe en el mundo.
Unos 30 mil "ciberpolicías" están dedicados a ello. Utilizan la más moderna tecnología para "filtrar" palabras prohibidas -como democracia, derechos humanos, o Tíbet -, bloquear blogs y páginas web, ejercer censura sobre los principales portales electrónicos y detectar a "ciberdisidentes". Para ello cuentan con la complicidad de las compañías occidentales Yahoo, Microsoft y Google, que en aras del negocio aceptan las condiciones del gobierno de Beijing.
Según denuncias de Amnistía Internacional, el ciberdisidente Zhao Jing usó los espacios MSN para crear su blog, que fue albergado por servidores ubicados en Estados Unidos. El 30 de diciembre de 2005, a pedido de Beijing, Microsoft decidió clausurarlo. Los internautas armaron tanto escándalo que la empresa de Bill Gates se comprometió a limitar el cierre de blogs al espacio territorial de China y sólo con base en una solicitud oficial escrita. Google, el buscador más famoso del mundo, acabó también por aceptar la "filtración de contenidos" para mantener su permanencia en el gigante asiático. En enero de 2006 lanzó en Beijing su motor de búsqueda autocensurado llamado Gu Ge, y tres meses el presidente de la empresa Eric Schmidt viajó a Beijing para presentarlo oficialmente. Según sus directivos, Google aceptó cumplir las condiciones drásticas impuestas por el gobierno chino.
"Actualmente hay más usuarios de internet en China que en cualquier otro lugar del mundo", dijo Schmidt, el 12 de abril del 2006. Y agregó: "Durante muchos años China liderará el mercado. Es decisivo que estemos ahí".
A pesar de la impresionante estrategia de control de las autoridades y de la represión que ejercen, la "Gran Muralla cibernética"(*) no es hermética. Abrir brechas en ella es un reto para los internautas del planeta. Existe una auténtica carrera de velocidad entre los genios informáticos de la red y los censores chinos asociados con las grandes empresas tecnológicas internacionales.
(*) es como nombra a dicho control cibernético sobre internet en China la periodista Anne Marie Mergier, véase Revista Proceso edición especial no. 22.
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