Una de las festividades más importantes de la cultura china se celebra el decimoquinto día del octavo mes del calendario lunar
Adaptado por Alberto y Alejandra Peralta – La Gran Época
Los chinos celebran tres importantes fiestas en base al calendario lunar: el Año Nuevo chino, el Festival de los Botes Dragón y el Festival de Medio Otoño. Este último se diferencia de los otros dos por su estilo más apacible y suave de celebración. Las festividades del Año Nuevo lunar y las regatas de botes dragón son eventos acompañados por grandes despliegues y mucha algarabía. También son celebraciones esencialmente diurnas.
En contraste, el Festival de Medio Otoño es una celebración más tranquila, elegante y esencialmente nocturna. Por lo general, no se hacen grandes alardes ni tampoco muchos despliegues sonoros. Más bien, es una especie de celebración familiar, íntima y de naturaleza delicada.
El festival, que cae en el decimoquinto día del octavo mes del calendario lunar, es una especie de acción de gracias, admiración de los hermosos dones de la naturaleza y reflexión al acercarse el final de la ardua jornada anual en el campo.
Las noches de otoño son más placenteras y, para los chinos, la luna luce más grande y redonda en esta época del año. Por esa razón, el Festival de Medio Otoño es una celebración primordialmente relacionada con la luna.
Como en todas las culturas antiguas, los chinos daban una connotación masculina al Sol, y una femenina a la Luna. En Occidente, el Sol es el astro rey, y obviamente la Luna es la reina del firmamento.
Una de las leyendas más comunes sobre la luna en China es la de Chang O, la curiosa esposa de Hou Yi, quien por error tomó el elixir de la inmortalidad y desde entonces se encuentra desterrada en su Palacio de Cristal en el único satélite que tiene la Tierra. A comienzos del mundo, existían diez soles que no hacían más que chamuscar toda la Tierra.
Hou Yi, un robusto arquitecto y arquero, salvó a la humanidad de una inevitable catástrofe al derribar con sus flechas los nueve soles extras.
La Reina del Cielo Occidental, complacida por la heroica acción de Hou Yi, le entregó una píldora de la inmortalidad y le indicó que debía tomarla después de un año de ayuno, meditación y preparación espiritual.
Desafortunadamente, su esposa era demasiado curiosa y al descubrir la píldora, pensando que su marido tramaba algo al no informarle acerca de la misma, se tragó la divina medicina.
Tras tomarse la píldora, Chang O comenzó a sentirse liviana como el aire. Desafiando la gravedad, se elevó por los cielos y llegó a su nuevo hogar en la Luna.
En otra leyenda, tres hadas se transformaron en tres ancianos y bajaron a la Tierra para pedir algo de comer a un zorro, un mono y un conejo. El zorro y el mono les dieron algo de comida que tenían, pero el conejo, que no tenía nada para darles, se ofreció a sí mismo como alimento. Las hadas se conmovieron mucho por el sacrificio del conejo, así que lo convirtieron en una divinidad y le permitieron vivir en el Palacio de la Luna, donde se convirtió en el “Conejo de Jade” y en la mascota de Chang O.
Estas románticas leyendas han sido también fuente de inspiración para muchas obras de arte en China. Muchos grabados antiguos sobre la luna tenían siempre la hermosa figura de Chang O y su conejo moliendo el elixir de la inmortalidad en su mortero para aquellos seres humanos que cumplieran los requisitos para convertirse en inmortales.
En las noches de otoño, los padres chinos suelen contarles la leyenda de Chang O a sus hijos cuando observan los misteriosos contornos de la luna. Y cuando alguna nube pasajera perturba un poco la claridad de la luna, los mayores dicen que es el travieso conejo dando brincos en la superficie del cuerpo astral.
El festival tiene una fuerte influencia femenina debido al rígido orden social que existía en China. En el pasado, se prohibía a las mujeres estar en sitios públicos. Sin embargo, la noche del festival era un momento de libertad temporal. Las mujeres pasaban el tiempo fuera de casa, admirando la luna y conversando sin mayor preocupación. Por lo general, la cena de esa noche debe ser al aire libre. Se suele hacer una parrillada, acompañada por abundantes pasteles de luna y pomelos. El pomelo se produce para esta época del año y, por su forma redonda, tiene una asociación romántica con la luna.
Los pasteles de luna, cuyo nombre se debe a la forma generalmente redonda que tienen, simbolizan la unidad familiar y la perfección. Es costumbre regalar tales pasteles para esta época del año. Su origen se pierde entre las nieblas del tiempo. Es obvio que el festival tiene relación con las celebraciones de otoño en la sociedad rural de antaño, cuando ya se terminaba de recolectar la cosecha y comenzaban los preparativos para el invierno.
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